miércoles, 5 de enero de 2011

Bailaba así, sola.

Cuanto más la miraba, más me gustaba, más quería tocarla, más quería que fuese suya.
Cada vez que daba un golpe en la tarima, su piel se volvia mas suave, cada vez que daba la vuelta con su vestido de lunares y lo alzaba al vuelo, más quería besarla y bailaba así, sola.
Cada golpe en la tarima era una nueva caricia para ella.
Aquello no tenía fin, ella no se cansaba de danzar como un pájaro que vuela, llevaba su vestido al ras del suelo, lunares volando y el blanco del vestido que estiliza su figura hace que sus ojos verdes brillen más para él.

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